Don Antonio Hernández
Hace un par de meses atrás, tuve la oportunidad de retratarlo en el atrio de la iglesia donde según la leyenda, se fundó Jamiltepec, me pareció un lugar muy especial, estaba sentado con una postura relajada y muy posiblemente pensando en el futuro de nuestro pueblo. Nuestra cultura está fundada en hombres como don Antonio, quien portaba orgullosamente su cotón y calzón (ropa tipica), hablaba su lengua materna y luchaba todos los días porque su identidad no se diluyera entre una nueva generación que se resiste a conservar su lengua y su cultura.
Malacateras
Un domingo en el mercado de Santiago Jamiltepec, Oaxaca